lunes, 15 de diciembre de 2008

Como tuve que caminar por Managua con un sixpack de cerveza o la ineficiencia nicaraguense

Algunas personas creen que "la Toña", cerveza nacional de Nicaragua es una de las mejores del mundo. Están totalmente equivocados ya que nada se compara a la Pilsener, ver una as de corazones rojos en un poste de Santa Tecla trae emoción y casi saca lagrimas de alegría. Dejando de lado la opinión de algún salvadoreño traicionero que menosprecia la cerveza salvadoreña, decidimos ir a comprar cervezas en la noche. Caminando, a diferencia de El Salvador, aquí es relativamente seguro la gente camina de noche, aunque algunas calles principales sigan siendo de adoquines.

En la caja del "on the run" la cajera desprendió una de las cervezas del sixpack para buscar el código, mi mirada fulminante al desmembrar mi tan anhelado paquete no se hizo esperar, a la mujer no le importó en lo más mínimo. Después tuvo el descaro de decir que ya no se podía volver a meter la cerveza y de pasó que no tenían bolsas. Molesto tuve que regresar con las cervezas en la mano, sin bolsa.

Platicando sobre el incidente me comentaron que, en realidad, el servicio al cliente no existe en Nicaragua, que de nada sirve reclamar porque no se puede esperar mucho a cambio. Me entristece reconocerlo pero éste es uno de los tantos efectos colaterales de que una revolución triunfe. De alguna manera inexplicable, se trastornan las relaciones básicas de comercio, la iniciativa de lucro desaparece, la gente piensa que al venderte te están haciendo un favor. No es solo opinión mía, el gerente español de la procesadora de camarones, en Chinandega, también comparte mi opinión. Él va más allá y culpa de todo al Sandinismo. Cada día me desenamoro más de las causas revolucionarias... Estoy en una encrucijada, el frente está a punto de ganar en El Salvador y escuchar "ésta es la guerra desatada, popular y prolongada contra el opresor" me emociona.

PD: tengo que empezar a escribir más estructurado, quizá un poco literario

1 comentario:

Papa dijo...

Quizas sea tiempo de abandonar los sueños revolucionarios inspirados en el mayo francés del 68 y buscar soluciones pragmáticas a los problemas nacionales para construir un mejor país.Eso no significa abandonar el mayo sueño que nos inspira: mejorar la vida de los salvadoreños.